Hola chic@s hoy os voy a hacer una de las 4 entradas que ha pedido el profesor D. Antonio.
Este trimestre ha sido un poco durillo porque hemos tenido muchos exámenes y controles sorpresa.
Los temas de conocimiento del medio han sido más o menos de aprenderse cosas.
Los temas de lengua castellana han sido de mucha creatividad y entendimiento.
Y por último los de matemáticas han sido entre los temas de el primer trimestre, para mí han sido los temas más fáciles y satisfactorios.
Por otra parte en la clase me ha gustado un poco mas la otra porque podían hablar más y también podían poner música en la pizarra. !ah¡ se me olvidaba, ellos tienen más recreo libre. Pero sabéis que es lo bueno, que nuestro profesor se enrolla más. ADIOS. OS RECUERDO QUE CADA DÍA VOY A HACER UNA ENTRADA DE LAS QUE HA MANDADO EL PROFESOR ADIOS MUY BUENAS VACACIONES.
sábado, 29 de diciembre de 2012
jueves, 13 de diciembre de 2012
CUENTO DE NAVIDAD DEL CONCURSO
La niña de los
fósforos
¡Qué frío tan tremendo! Caía la nieve, y la noche se
venía encima. Era el día de Nochebuena. En medio del frío y de la oscuridad,
una pobre niña pasó por la calle con la cabeza y los pies desnuditos.
Tenía, en verdad, zapatos cuando salió de su casa;
pero no le habían servido mucho tiempo. Eran unas zapatillas enormes que su
madre ya había usado: tan grandes, que la niña las perdió al apresurarse a
atravesar la calle para que no la pisasen los carruajes que iban en direcciones
opuestas.
La niña caminaba, pues, con los piececitos desnudos, que estaban rojos y azules del frío; llevaba en el delantal, que era muy viejo, algunas docenas de cajas de fósforos y tenía en la mano una de ellas como muestra. Era muy mal día: ningún comprador se había presentado, y, por consiguiente, la niña no había ganado ni un céntimo. Tenía mucha hambre, mucho frío y muy mísero aspecto. ¡Pobre niña! Los copos de nieve se posaban en sus largos cabellos rubios, que le caían en preciosas coletas sobre el cuello; pero no pensaba en sus cabellos. Veía bullir las luces a través de las ventanas; el olor de los asados se percibía por todas partes. Era el día de Nochebuena, y en esta festividad pensaba la infeliz niña.
Se sentó en una plazoleta, y se acurrucó en un rincón entre dos casas. El frío se apoderaba de ella y entumecía sus miembros; pero no se atrevía a presentarse en su casa; volvía con todos los fósforos y sin una sola moneda. Su madrastra la maltrataría, y, además, en su casa hacía también mucho frío. Vivían bajo el tejado y el viento soplaba allí con furia, aunque las mayores aberturas habían sido tapadas con paja y trapos viejos. Sus manecitas estaban casi yertas de frío. ¡Ah! ¡Cuánto placer le causaría calentarse con una cerillita! ¡Si se atreviera a sacar una sola de la caja, a frotarla en la pared y a calentarse los dedos! Sacó una. ¡Rich! ¡Cómo alumbraba y cómo ardía! Despedía una llama clara y caliente como la de una velita cuando la rodeó con su mano. ¡Qué luz tan hermosa! Creía la niña que estaba sentada en una gran chimenea de hierro, adornada con bolas y cubierta con una capa de latón reluciente. ¡Ardía el fuego allí de un modo tan hermoso! ¡Calentaba tan bien!
Pero todo acaba en el mundo. La niña extendió sus piececillos para calentarlos también; más la llama se apagó: ya no le quedaba a la niña en la mano más que un pedacito de cerilla. Frotó otra, que ardió y brilló como la primera; y allí donde la luz cayó sobre la pared, se hizo tan transparente como una gasa. La niña creyó ver una habitación en que la mesa estaba cubierta por un blanco mantel resplandeciente con finas porcelanas, y sobre el cual un pavo asado y relleno de trufas exhalaba un perfume delicioso. ¡Oh sorpresa! ¡Oh felicidad! De pronto tuvo la ilusión de que el ave saltaba de su plato sobre el pavimento con el tenedor y el cuchillo clavados en la pechuga, y rodaba hasta llegar a sus piececitos. Pero la segunda cerilla se apagó, y no vio ante sí más que la pared impenetrable y fría.
Encendió un nuevo fósforo. Creyó entonces verse sentada cerca de un magnífico nacimiento: era más rico y mayor que todos los que había visto en aquellos días en el escaparate de los más ricos comercios. Mil luces ardían en los arbolillos; los pastores y zagalas parecían moverse y sonreír a la niña. Esta, embelesada, levantó entonces las dos manos, y el fósforo se apagó. Todas las luces del nacimiento se elevaron, y comprendió entonces que no eran más que estrellas. Una de ellas pasó trazando una línea de fuego en el cielo.
-Esto quiere decir que alguien ha muerto- pensó la niña; porque su abuelita, que era la única que había sido buena para ella, pero que ya no existía, le había dicho muchas veces: "Cuando cae una estrella, es que un alma sube hasta el trono de Dios".
Todavía frotó la niña otro fósforo en la pared, y creyó ver una gran luz, en medio de la cual estaba su abuela en pie y con un aspecto sublime y radiante.
-¡Abuelita!- gritó la niña-. ¡Llévame contigo! ¡Cuando se apague el fósforo, sé muy bien que ya no te veré más! ¡Desaparecerás como la chimenea de hierro, como el ave asada y como el hermoso nacimiento!
Después se atrevió a frotar el resto de la caja, porque quería conservar la ilusión de que veía a su abuelita, y los fósforos esparcieron una claridad vivísima. Nunca la abuela le había parecido tan grande ni tan hermosa. Cogió a la niña bajo el brazo, y las dos se elevaron en medio de la luz hasta un sitio tan elevado, que allí no hacía frío, ni se sentía hambre, ni tristeza: hasta el trono de Dios.
Cuando llegó el nuevo día seguía sentada la niña entre las dos casas, con las mejillas rojas y la sonrisa en los labios. ¡Muerta, muerta de frío en la Nochebuena! El sol iluminó a aquel tierno ser sentado allí con las cajas de cerillas, de las cuales una había ardido por completo.
-¡Ha querido calentarse la pobrecita!- dijo alguien.
Pero nadie pudo saber las hermosas cosas que había visto, ni en medio de qué resplandor había entrado con su anciana abuela en el reino de los cielos.
La niña caminaba, pues, con los piececitos desnudos, que estaban rojos y azules del frío; llevaba en el delantal, que era muy viejo, algunas docenas de cajas de fósforos y tenía en la mano una de ellas como muestra. Era muy mal día: ningún comprador se había presentado, y, por consiguiente, la niña no había ganado ni un céntimo. Tenía mucha hambre, mucho frío y muy mísero aspecto. ¡Pobre niña! Los copos de nieve se posaban en sus largos cabellos rubios, que le caían en preciosas coletas sobre el cuello; pero no pensaba en sus cabellos. Veía bullir las luces a través de las ventanas; el olor de los asados se percibía por todas partes. Era el día de Nochebuena, y en esta festividad pensaba la infeliz niña.
Se sentó en una plazoleta, y se acurrucó en un rincón entre dos casas. El frío se apoderaba de ella y entumecía sus miembros; pero no se atrevía a presentarse en su casa; volvía con todos los fósforos y sin una sola moneda. Su madrastra la maltrataría, y, además, en su casa hacía también mucho frío. Vivían bajo el tejado y el viento soplaba allí con furia, aunque las mayores aberturas habían sido tapadas con paja y trapos viejos. Sus manecitas estaban casi yertas de frío. ¡Ah! ¡Cuánto placer le causaría calentarse con una cerillita! ¡Si se atreviera a sacar una sola de la caja, a frotarla en la pared y a calentarse los dedos! Sacó una. ¡Rich! ¡Cómo alumbraba y cómo ardía! Despedía una llama clara y caliente como la de una velita cuando la rodeó con su mano. ¡Qué luz tan hermosa! Creía la niña que estaba sentada en una gran chimenea de hierro, adornada con bolas y cubierta con una capa de latón reluciente. ¡Ardía el fuego allí de un modo tan hermoso! ¡Calentaba tan bien!
Pero todo acaba en el mundo. La niña extendió sus piececillos para calentarlos también; más la llama se apagó: ya no le quedaba a la niña en la mano más que un pedacito de cerilla. Frotó otra, que ardió y brilló como la primera; y allí donde la luz cayó sobre la pared, se hizo tan transparente como una gasa. La niña creyó ver una habitación en que la mesa estaba cubierta por un blanco mantel resplandeciente con finas porcelanas, y sobre el cual un pavo asado y relleno de trufas exhalaba un perfume delicioso. ¡Oh sorpresa! ¡Oh felicidad! De pronto tuvo la ilusión de que el ave saltaba de su plato sobre el pavimento con el tenedor y el cuchillo clavados en la pechuga, y rodaba hasta llegar a sus piececitos. Pero la segunda cerilla se apagó, y no vio ante sí más que la pared impenetrable y fría.
Encendió un nuevo fósforo. Creyó entonces verse sentada cerca de un magnífico nacimiento: era más rico y mayor que todos los que había visto en aquellos días en el escaparate de los más ricos comercios. Mil luces ardían en los arbolillos; los pastores y zagalas parecían moverse y sonreír a la niña. Esta, embelesada, levantó entonces las dos manos, y el fósforo se apagó. Todas las luces del nacimiento se elevaron, y comprendió entonces que no eran más que estrellas. Una de ellas pasó trazando una línea de fuego en el cielo.
-Esto quiere decir que alguien ha muerto- pensó la niña; porque su abuelita, que era la única que había sido buena para ella, pero que ya no existía, le había dicho muchas veces: "Cuando cae una estrella, es que un alma sube hasta el trono de Dios".
Todavía frotó la niña otro fósforo en la pared, y creyó ver una gran luz, en medio de la cual estaba su abuela en pie y con un aspecto sublime y radiante.
-¡Abuelita!- gritó la niña-. ¡Llévame contigo! ¡Cuando se apague el fósforo, sé muy bien que ya no te veré más! ¡Desaparecerás como la chimenea de hierro, como el ave asada y como el hermoso nacimiento!
Después se atrevió a frotar el resto de la caja, porque quería conservar la ilusión de que veía a su abuelita, y los fósforos esparcieron una claridad vivísima. Nunca la abuela le había parecido tan grande ni tan hermosa. Cogió a la niña bajo el brazo, y las dos se elevaron en medio de la luz hasta un sitio tan elevado, que allí no hacía frío, ni se sentía hambre, ni tristeza: hasta el trono de Dios.
Cuando llegó el nuevo día seguía sentada la niña entre las dos casas, con las mejillas rojas y la sonrisa en los labios. ¡Muerta, muerta de frío en la Nochebuena! El sol iluminó a aquel tierno ser sentado allí con las cajas de cerillas, de las cuales una había ardido por completo.
-¡Ha querido calentarse la pobrecita!- dijo alguien.
Pero nadie pudo saber las hermosas cosas que había visto, ni en medio de qué resplandor había entrado con su anciana abuela en el reino de los cielos.
lunes, 26 de noviembre de 2012
DÍA GUSTO PARA LAS MUJERES
El día 25 de niviembre a sido un día especial para las mujeres porque a sido " EL DÍA NACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO "
Este día está dedicado para que los hombres paren de maltratar a mujeresy también de el recordatorio de la muerte de las tres hermanas Miribal, en esta investigación descubrieron que habían sido sus parejas; por eso se recuerda de la muerte de ellas.
Por si alguna vez te pasa esto que espero que no, no dudes en llamar al número que te voy a dejar a continuación.
Yo os quiero hacer una reflexión si sois hombres: ¿ Creéis que por pegar más vais a ser mejores o vais a salir ganando?
OPINIÓN PERSONAL:Yo pienso que la violencia de género se tendría que pagar con un buen castigo para la persona que lo haga
martes, 20 de noviembre de 2012
DÍA INTERNACIONAL DE EL NIÑO
MI MUNDO
Hoy día 20-11-12 es un día muy importante para todos los niños de este mundo,
¡¡¡¡ ES EL DÍA NACIONAL DE EL NIÑO !!!!!!!. Ya que es por lo menos una vez al año este día vamos a disfrutarlo recordándole a algunas personas niestros derechos:
 Todos
los niños y niñas deben tener los mismos derechos sin distinción
de sexo, color, religión o condición económica. |
|
Los
niños y niñas tienen derecho a un nombre y una nacionalidad desde
el momento de su nacimiento.Los
niños y niñas han de recibir el amor y la comprensión de
sus padres y crecer bajo su responsabilidad. La sociedad debe preocuparse de los
niños y niñas sin familia.Los
niños y niñas tienen derecho a la educación, a la cultura
y al juego.Los
niños y niñas deben ser los primeros en recibir protección
en caso de peligro o accidente.Los
niños y las niñas deben estar protegidos contra cualquier forma
de explotación y abandono que perjudique su salud y educación.Los
niños y niñas han de ser educados en un espíritu de comprensión,
paz y amistad y han de estar protegidos contra el racismo y la intolerancia.
Yo quiero haceros una reflexión ¿quienes en son más importantes para vosotros los niños o los padres? ¿o somos todos iguales de importantes?
miércoles, 14 de noviembre de 2012
FRANCISCO GRANDE COVIÁN
Francisco Grande Covián nació en el año 1909 en el Principiado de Asturias, España, fue un médico e investigador español. Su trabajo principal fue en el
área de nutrición y bioquímica, siendo fundador y primer presidente de
la Sociedad Española de Nutrición.
miércoles, 7 de noviembre de 2012
Mi mundo
Hola chic@s os presento mi nuevo blog en el que haré noticias de los trabajos que me manden hacer por el blog espero que os guste mucho y os informe de michas cosas.
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